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Sólo 67 nadadores han logrado completar las tres pruebas de la Triple Corona de Natación de Aguas Abiertas: el Canal de la Mancha (33.7 km), el Canal de Catalina (33.7 km), y el Maratón Acuático de Manhattan (45.8 km). Sólo un nadador ha logrado completar la Triple Corona dos veces. Se trata del nadador mexicano Antonio Argüelles. Antonio es el tercer nadador en lograr completarla en un año. Lo hizo entre junio y septiembre del 2009, el año en el que cumplió 50 años.
Además de agradecerle por el tiempo dedicado a responder a nuestras preguntas, le estamos también muy agradecidos por su generosidad en donar a nuestro equipo gorras de natación con el logo de Swim 4 Good. Estaremos muy orgullosos de usarlas en nuestro cruce de Gibraltar en julio. Gracias Toño!
¿Qué te motiva para poder llevar a cabo estos retos?
Toda mi vida me ha gustado hacer ejercicio. Mis inicios se remontan a mi niñez cuando nadaba en la alberca de mi abuelo en Cuernavaca. Como no creía en la calefacción, también aprendí a disfrutar el agua fría. Mi interés por competir lo despertaron los Juegos Olímpicos de México 68. En ese entonces, México tenía un equipo bastante sólido de nadadores: Guillermo Echeverría, Felipe Muñoz y María Teresa Ramírez. Aun cuando era muy chico, me gustaba leer el periódico Excélsior y me imaginaba algún día compitiendo para ganarme un lugar en la Selección Nacional. Cuando Felipe ganó la medalla de oro en los 200 metros de pecho, decidí que algún día competiría en unos Juegos Olímpicos. Ese fue mi sueño hasta mi primer año en la universidad que fue cuando me di cuenta que no tenía la genética necesaria para lograr mi objetivo. Dejé de nadar competitivamente pero me busqué otros eventos para mantenerme en forma y motivado. Primero fueron maratones, luego triatlón y Ironman hasta que llegué a las aguas abiertas.
¿Cómo se te ocurrió ir por la segunda triple corona en el 2009?
En 1999 no existía la Triple Corona, nunca me plantee ese reto. Es más, años más tarde me di cuenta que hubiera sido el primero en hacerlo, pero en lugar de nadar Manhattan nuevamente en 1999 decidí hacer la Vuelta a Key West.
En el 2009 fue diferente. Ese año cumplía 50 años y definitivamente no quería celebrarlo con una fiesta dónde pasaran un video de mi vida, como si ya estuviera por terminarse, o festejando con otros muchos amigos que platicarían como nos hacíamos viejos. Quise celebrarme con un regalo que realmente me hiciera sentirme bien y lo que se me ocurrió fue nadar los 3 grandes nados de aguas abiertas en una temporada. Nadie había logrado hacerlo los 3 nados en un año y me imaginé que en el futuro se pondría de moda y quería establecer un nuevo estándar.
Conceptualicé el proyecto, tanto física como económicamente y se lo comenté a Nora Toledano quien sin pensarlo me dijo que estaba loco, que eran los 3 grandes nados, que había personas que pasaban su vida tratando de hacer uno y que yo me estaba proponiendo hacerlo en 3 meses. No discutí mucho con ella y le mostré lo que había planeado. Aceptó darle una pensada y para mayo de 2007 teníamos el proyecto listo. No logré ser el primero pues Andrew ‘Alan’ Voisard (USA) lo hizo en el 2007 y Rendy Lynn Opdycke (USA) en el 2008.
Supongo que los tres nados son muy distintos. ¿Nos puedes explicar sus diferencias, y cuales son sus principales dificultades.
Efectivamente los 3 nados son diferentes, algo similar a lo que sucede en el tenis, tienes canchas de arcilla, pasto y superficie dura.
Manhattan es la entrada perfecta para alguien que quiere iniciarse en aguas abiertas. No es un nado difícil pues las condiciones climatológicas son relativamente estables. A diferencia de los otros dos nados, este es en ríos que de principio no tienen las olas o corrientes del mar. De subida hacia Harlem la corriente está en contra pero no es muy fuerte y cuando uno llega al Hudson, hay tramos en que por las mismas corrientes uno va más rápido que los coches. Lo que si es difícil es que lo acepten a uno. Con la popularidad que ha cobrado la Triple Corona, cada año hay más demanda. Es irónico que la puerta a la Triple Corona la tengan hoy en día los organizadores de este evento.
Catalina es complicado principalmente por la parte mental. En esas aguas hay tiburones y usualmente se nada de noche. Antes de que la Triple Corona existiera, sólo 173 personas lo habían logrado en casi 80 años, un número significativamente menor a los que habían logrado el cruce de El Canal de la Mancha.
El Canal de la Mancha es el Everest de los nados en aguas abiertas. Un estrecho de agua con muchas complicaciones climatológicas que puede cambiar sus condiciones sin mucha anticipación. En 1999 me tomó 18 horas con 19 minutos cruzarlo.
Sin embargo, para todos hay que prepararse como si fuera el nado más complicado.
¿Cual ha sido la mayor dificultad a la que te has enfrentado en aguas abiertas?
Terminar mi primer cruce de El Canal de la Mancha y el segundo de Catalina.
En el primero todo se complicó 2 semanas antes de mi nado, una amiga murió al intentar el cruce, lo que hizo que todo el equipo estuviera en una actitud muy negativa. El día de mi cruce todo me pasó, empecé a vomitar muy pronto, las corrientes me jalaron mucho hacia el Mar del Norte y mi llegada fue muy complicada.
En Catalina en el 2008 Nora y yo sobreestimamos mis capacidades, especialmente mi peso. Venía de competir en maratones y triatlones, pesaba 86 kilogramos y estaba delgado para mis estándares. El día de mi cruce coincidió con una de las peores tormentas de aire en la zona de Los Ángeles, desde el mar se veían los bosques en llamas pero en el agua las olas estaban tremendas y el agua cerca de los 15 grados. Varias veces estuve a punto de salirme del agua. (Reseña del cruce)
¿Cómo te preparaste física y mentalmente para los retos de las dos Triples Coronas?
La preparación mental tiene que ir a la par con la preparación física y el día del nado usualmente lo complicado es controlar la mente.Durante la preparación para mi primer cruce de El Canal en 1999, tuve la fortuna de poder contar con un entrenador mental, su nombre es Jaime Delgado y me enseño a usar mis capacidades mentales en forma positiva. Pasamos muchas horas aprendiendo a que mi mente me ayudara a erradicar el dolor en los músculos, soportar el frío del agua, no perder la paciencia y de manera especial, relajarme. Sus enseñanzas quedaron muy bien grabadas y las he usado para todo tipo de eventos deportivos. Sin embargo, al igual que el ejercicio físico, hay que entrenarlas continuamente si se quiere que tengan resultados.
En la parte física, el entrenamiento consistió en ambos proyectos de un promedio de 4.5 kilómetros de nado diario con pruebas de larga distancia que iniciaron con 3 horas seguidas, luego 4 horas, luego 6 horas y finalmente 8 horas. Adicionalmente teníamos chequeos periódicos de una hora seguida en la alberca para paso y series hasta llegar al 100% de esfuerzo.
Es importante mencionar, que en mi caso hubo dos elementos adicionales que incluí en ambos proyectos, evaluaciones bioquímicas de mi sangre cada 15 días y un programa de alimentación en los nados diseñado especialmente para mis necesidades. Uno de mis retos, especialmente en el 2009, era no sobre entrenarme. En los años 70, la cultura de los nadadores de largas distancias era de muchos metros de nado diario. En mi caso, soy de la cultura de 20 kilómetros de nado diario como forma de progreso además de que siempre tengo tentación de ponerle más intensidad a mis entrenamientos. Para asegurarnos que lo que ponía Nora Toledano como trabajo era y yo lo hacía a la intensidad correcta, incluimos en la rutina las evaluaciones bioquímicas y acordamos que la carga e intensidad de los entrenamientos estarían regulados por los resultados. Así mismo, durante todos los nados largos, periódicamente me tomaban muestras de sangre para asegurarnos que mi alimentación mantenía todos mis parámetros sanguíneos alineados, especialmente la glucosa. Con el tiempo logramos la alimentación perfecta y este tema nunca fue una preocupación en los nados.
Vives en la Ciudad de México, sin acceso directo a poderte entrenar en aguas abiertas y agua fría. ¿Esto fue un impedimento en tu preparación?
Nunca me plantee como impedimento para mi proyecto el hecho de vivir en una metrópoli como la Ciudad de México. Al revés, lo vi como un elemento positivo que complementaba el reto pues me daba oportunidad de ser creativo y también de viajar.
En los noventas me compré una alberca de flujo continuo (Endless Pool) y convencí al repartidor de hielo en mi colonia que me dejara bloques de hielo para bajar la temperatura del agua. Toda una experiencia que complementé con algunos nados en La Paz, Baja California. Como dato curioso, y en vista de que no se lleva ninguna estadística al respecto, parece que según la leyenda urbana de La Paz, soy la única persona que ha cruzado de la bahía de La Paz (desde Marina Palmira) a la Isla Espítiru Santo (El Candelero). Lo hice para celebrar el día que cumplí 40 años.
En el 2009, especialmente después del trabajo que me costó completar Catalina en el 2008, decidí hacer varios nados en el parque nacional de The Cove en La Jolla, California. De febrero a mayo fui por lo menos una vez al mes a nadar alguno de los nados largos o a entrenar. Adicionalmente siempre he ido a Las Estacas en Morelos, cerca de Cuernavaca, Zirahuén en Michoacán y Alchichica en Puebla.
Además de buscar nadar en aguas frías, dejé de bañarme con agua caliente pero mi principal aliado para aguantar el agua fría fue mi peso corporal. Entre octubre de 2008 y septiembre de 2009 subí 8 kilos. Lo complicado es que no he podido bajarlos.
Has completado varios Ironman, maratones y nados de larga distancia. De 0 a 100 (100 siendo el mayor nivel de dificultad), puedes ponerle una nota de dificultad a estas pruebas?
La pregunta tiene varias formas de contestarla pues cada persona puede tener una diferente perspectiva del nivel de dificultad de la prueba. Entrenar para un maratón, especialmente cuando se corre debajo de 3 horas o para lograr los estándares de Boston, requiere de una gran intensidad de entrenamiento. En mi caso, he llegado hacer 8 sesiones de 30 kilómetros y pista dos veces a la semana. Cuando uno corre el maratón, el reto es ir lo más rápido posible sin desfallecer, ese esfuerzo es de gran dolor e intensidad. La dificultad radica en no lesionarse y lograr un tiempo rápido, relativo al total de los participantes. La ventaja es que cualquiera que entrene relativamente bien puede terminar un maratón en 4, 5 o más horas. Cuando bajé de 3 horas me pareció un esfuerzo físico muy demandante que estuvo cercano a 100 pero que mentalmente estuvo en 50. Físico = 100. Mental = 50. Total = 75.
En el Ironman nunca he logrado bajar de 11 horas, por lo que mi tiempo es aceptable pero no extraordinario relativo a otros participantes. Mi experiencia es que el entrenamiento es tedioso, son muchas horas en bicicleta y otras más corriendo pero en mi caso nunca ha sido de intensidad. El reto es nadar relajado, darle a la bicicleta sin morirte y trotar el maratón. Posiblemente lo más complicado sea la alimentación pero al correr el maratón nunca ha sido el dolor de cuando bajé 3 horas y al final uno acaba cansado pero el reto se logra con una buena combinación de muchas horas de entrenamiento, paciencia y buena alimentación en el trayecto de la carrera. Físico = 70. Mental = 60. Total = 65.
Manhattan la tensión es que te acepten. Este evento se ha vuelto muy demandado en los últimos años y como los organizadores ponen un límite al número de personas que pueden participar, es muy estresante el proceso. El nado es relativamente fácil, aguantar 8 horas, un paso cómodo y sin muchas complicaciones mentales con la excepción de saber que estás nadando en las aguas de Manhattan. Vacunas contra todas las enfermedades previo al nado te quitan la preocupación. Físico = 50. Mental = 50. Total = 50.
El cruce de Catalina es el único nado que alguna vez no terminé. En mi primer intento sufrí un ataque de vómito y me tuvieron que sacar del agua. En un mal día puede ser complicado el nado, especialmente si se conjugan viento y agua fría por lo que le daría un 70 al nado y 70 a la parte mental (olvidarse de los tiburones mientras uno nada de noche no es fácil). Físico = 70. Mental = 70. Total = 70.
Completar el cruce de El Canal de la Mancha es complicado física y mentalmente. Físico = 80. Mental = 100. Total = 90.
¿Qué merece el 100? Entrenar todos los días, prepararse para enfrentar lo peor, controlar la mente en cualquier situación, eso no sucede en los nados, sucede cada mañana cuando uno sale de la cama y se dirige a la alberca, al río, laguna o mar.
Fuiste a la Universidad de Stanford, potencia mundial de natación. ¿Nadaste con en el equipo de Stanford?
Mis estudios en Stanford no tuvieron nada que ver con mi vida deportiva. Fue una de esas coincidencias mágicas de la vida. Cuando cursaba el High School en Los Altos, California, mi sueño era ir a una de las universidades que tuvieran un buen equipo de natación. En esos años USC, UCLA y creo que hasta Arizona eran mejor que Stanford. Mi maestra de alemán me dijo un día que por qué no incluía algunas universidades del Ivy League y Stanford. Le hice caso y al final mi elección estuvo entre Columbia y Stanford. Escogí Stanford básicamente porque mi papá americano, Bill Lee (Presidente de Speedo) había estudiado ahí y conocía muy bien al entrenador. Desgraciadamente nunca tuve los genes necesarios para tener el nivel de nadar en NCAA o unos Juegos Olímpicos. Inicié mi primer año como parte del equipo pero a los 3 meses renuncié en medio de un entrenamiento de 10 x 800 metros cuando me di cuenta de que nunca lograría llegar a donde había soñado.
Interesante que regresaste a la natación después de 20 años. ¿Qué te hizo regresar?
Básicamente mis lesiones de las carreras y en menor medida un comentario que mi hiciera una amigo que me acompañó a mi primer Ironman en Hawaii. Este amigo que lo conozco desde kínder y que es mi compadre, siempre me ha hablado con la verdad. Le pedí que me acompañara a Hawaii y cuando terminé, estábamos celebrando mi triunfo cuando de la nada me dice “ Oiga compadre, esto del triatlón no es lo suyo. Imagínese que yo lo identificaba desde casi 1 kilómetro cuando venía corriendo.” Indignado le pregunto por qué me dice eso. “ Fácil compadre, todos están flaquitos, usted parece refrigerador, regrésese al agua, ahí si es bueno.”
¿Como has logrado compaginar tu vida familiar con tu preparación para estos retos?
Toda mi vida he tenido retos deportivos, ha sido una actividad paralela. Cuando era niño y joven, la consigna de mis padres, especialmente mi madre, era que no podía poner como excusa mis estudios para no ir a entrenar o viceversa, no sacar buenas calificaciones por ir a entrenar. De adulto, mi trabajo nunca ha sido factor que me inhiba entrenar y con mi familia, mi esposa e hijos saben que el deporte es parte importante de mi vida. Mi esposa Lucía es una persona que pasa muchas horas leyendo y escribiendo, los fines de semana ella se sumerge en su mundo y yo en el mío. Mis días usualmente inician entre 4 o 4.30 de la mañana para poder llegar a la oficina con mi tarea deportiva completada. Eso sí, para las 21.00 horas a más tardar estoy dormido.
Veo en tu pagina web que tienes algunos sponsors. Las cuestiones financieras pueden ser un obstáculo también para completar exitosamente estos retos. ¿Qué recomendaciones puedes dar en este sentido a aquellos que leyendo tu entrevista se sienten motivados para intentar nuevos retos pero se ven sin los medios económicos suficientes?
El tema financiero es siempre un obstáculo en la mente de las personas. Regularmente lo escucho de jóvenes talentosos que no se atreven a pensar en estudiar en una universidad “elite” por miedo a la colegiatura. Mi experiencia personal cuando solicité admisión a Stanford, fue que el tema del dinero no es problema. Existen infinidad de posibilidades para hacer realidad los sueños. No recuerdo a ninguno de mis amigos de esas épocas que no tuviera ayuda financiera, obviamente todos tuvimos que trabajar a la par.
En relación a mis aventuras, he tenido la fortuna de contar con el apoyo de amigos que desean compartir mis sueños. El financiamiento de la segunda Triple Corona provino de 3 excelentes amigos, Alejandro Martí, en ese tiempo CEO de Grupo Martí, la mayor cadena de tiendas y gimnasios de México, Daniel Servitje, Director General de Bimbo y de mi hermano Diego. El compromiso con ellos fue que a cambio de su patrocinio, 75% del proyecto, a mi me tocó poner el otro 25%, me comprometía a dar pláticas motivacionales en sus empresas y escuelas, además de escribir un libro. El éxito fue encontrar a personas que creyeran en el proyecto que tenía como objetivo fundamental transmitir el mensaje de que todos teníamos un “canal que cruzar”, para algunos era iniciarse en el ejercicio, para otros era no dejar los estudios y para mi era completar la Triple Corona en un año. Es también lo que motiva a la gente para hacer donativos a su causa de Worldreader, la diferencia es que ustedes tienen un impacto en personas que sin su ayuda, nunca conocerían el placer de leer un libro.
¿Algún nuevo reto en el futuro? ¿Buscarás la triple Triple Corona?
No tengo ningún nado en mente. Actualmente me preparo para intentar en el 2015 la cima del Everest. Tal vez cuando cumpla 60 trataré de hacer la Triple Corona nuevamente aunque no estoy seguro que quiera hacerla en un año, es muy complicado.
Los cruces de Antonio en Manhattan, Canal de la Mancha, Canal de Catalina:
– Manhattan Island Marathon Swim. 45.8 km.
1997 (7:56:16)
6 de Junio 2009 (8:21:11)
– Canal de la Mancha. 33.7 km.
Agosto 1999 (18:19:00)
6 de Septiembre 2009 (12:54:00)
– Canal de Catalina. 33.7 km. (250 nadadores lo han cruzado)
12 de Julio, 1999 (12:25:43)
13 de Octubre, 2008 (13:10:25)
13 de Julio, 2009 (10:25:12)
Categories: Interviews
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